El abogado Mario Vadillo alertó sobre maniobras políticas y empresariales para modificar la Ley de Glaciares y habilitar actividad minera en zonas hoy protegidas. Señaló que gobernadores de la Mesa del Cobre buscan reducir el alcance del ambiente periglacial y trasladar el control a las provincias.
Una presión creciente
El abogado especializado en defensa del consumidor, Mario Vadillo, denunció que en la reciente presentación de los gobernadores de la denominada Mesa del Cobre ante inversores internacionales -entre ellos Alfredo Cornejo, Marcelo Orrego, Raúl Jalil y Carlos Sadir- quedó expuesta una estrategia para avanzar sobre la Ley 26.639 y habilitar zonas cordilleranas hoy protegidas para la explotación minera.
Según Vadillo, la señal más explícita fue la del gobernador sanjuanino Marcelo Orrego, quien pidió al Gobierno nacional avanzar con una reglamentación o “una nueva norma que aclare la ley”. Para el abogado, ese pedido no deja lugar a dudas.
“Cuando un gobernador pide ‘aclarar’ una ley ambiental, el objetivo no es aclarar nada. Es abrir una puerta que hoy está cerrada. Y esa puerta conduce directamente a zonas que funcionan como reservas de agua”, advirtió.
Qué está en juego
Vadillo remarcó que la fuerza de la Ley de Glaciares no está sólo en proteger las grandes masas de hielo visibles, sino en incluir glaciaretes, glaciares de escombros, cuerpos de hielo ocultos y, especialmente, el ambiente periglacial, donde se almacenan reservas hídricas profundas que alimentan ríos y acuíferos.
“El periglaciar no es nieve eterna: es roca y suelo congelado en profundidad. Es, literalmente, la caja de ahorro de agua de Mendoza. Y ahí es donde la megaminería quiere entrar. Por eso quieren reducirlo”, explicó.
El abogado señaló que el sector minero insiste desde hace años en “ajustar” conceptos y redefinir límites para correr el perímetro de protección. Y ahora, según dijo, encuentra respaldo político para intentarlo nuevamente.
Riesgo para Mendoza
Vadillo subrayó que cualquier modificación a la ley impactaría directamente en provincias áridas como Mendoza, donde la disponibilidad de agua depende en gran medida de los sistemas criogénicos de la Cordillera: “Mendoza atraviesa una megasequía histórica. Tocar el periglaciar es dinamitar reservas que tardaron miles de años en formarse. No es ambientalismo: es supervivencia. Sin agua no hay agricultura, no hay producción y no hay vida en esta provincia”, afirmó.
También advirtió sobre el intento de trasladar la autoridad de aplicación a las provincias, lo que -según sostuvo- daría más margen al lobby empresarial: “Mover la autoridad de aplicación de Nación a provincias sería un retroceso enorme. Significa poner el control ambiental en manos del mismo poder político que promueve los proyectos”, alertó.
Minería sí, pero con límites firmes
Vadillo insistió en que no se trata de rechazar la minería, sino de poner límites que no pueden negociarse: “Argentina puede hacer minería y Mendoza también. Lo que no puede es sacrificar sus reservas hídricas. Si un proyecto necesita ingresar al ambiente periglacial para ser rentable, entonces ese proyecto es inviable. Un país puede vivir sin oro; sin agua, no”, sostuvo.
El abogado cuestionó el discurso oficial que plantea un falso dilema entre desarrollo y cuidado ambiental: “No existe la idea de elegir entre minería o glaciares. Lo que existe es minería responsable o minería suicida. Lo demás es relato para justificar retrocesos”, dijo.
La línea que Mendoza no puede cruzar
Para Vadillo, el escenario actual marca un punto de inflexión para la política hídrica provincial. Sostuvo que detrás del entusiasmo exportador, los gobiernos están impulsando una agenda que puede comprometer irreversiblemente los recursos estratégicos de la cordillera.
“El recurso más valioso de Mendoza no es el cobre ni el oro: es el agua. Y cualquier gobierno que entregue áreas glaciares o periglaciares no está haciendo desarrollo: está hipotecando el futuro y pasándole la factura a las próximas generaciones”, afirmó.
Vadillo cerró con un mensaje directo: “Los inversores pueden aplaudir y los gobernadores pueden hablar de buenos tiempos, pero la verdad es muy simple: minería sí, pero no sobre nuestros glaciares. Nunca.”













