Santiago Pron, Lic. Relaciones Internacionales y Presidente de Epicentro (Laboratorio de Innovación Social)

La coyuntura política y económica argentina se define hoy en un tablero de ajedrez global, donde la confrontación entre Estados Unidos y China no es solo comercial, sino una pugna por la influencia geopolítica en el sur del continente. La política exterior del presidente Javier Milei, está basada en la alineación ideológica con un bloque (que a nuestro entender) está en crisis, lo que ha ubicado al país en un punto de vulnerabilidad extrema, haciendo urgente la necesidad de un enfoque pragmático y federal que defienda los intereses provinciales y nacionales.
El mundo asiste, impávido, a una teatralización de la decadencia occidental. La pelea pública y virulenta entre el presidente Donald Trump y Elon Musk (ex «superministro») por ejemplo, es sintomática: una confrontación entre los máximos referentes de la riqueza y el poder que expone la primacía de la ideología y el espectáculo por sobre la estabilidad y la sensatez.
Esto refleja una realidad geopolítica mayor: Estados Unidos está en una clara retracción.
Su repliegue en algunos frentes de conflicto históricos (Afganistán, Ucrania) no es un gesto de poder, sino un síntoma de agotamiento. Paralelamente, China consolida su ascenso con una base de crecimiento más sólida, superando a EE. UU. en planificación económica, capital humano y en materia de educación por ejemplo China suma por año 1,6 millones de ingenieros, frente a 200 mil de Estados Unidos, otro dato a tener en cuenta el 50% de los programadores de IA del mundo está en China, esto lleva a que lo supere ampliamente en la generación de nuevas patentes. La principal potencia ya no puede sostener su rol de «gendarme del mundo», lo que profundiza una crisis de confianza en el modelo que hasta
ahora parecía un faro.
La Subordinación de Milei: Un Rescate con Precio Geopolítico
En este contexto de fragilidad global, la respuesta del gobierno argentino ha sido la alineación incondicional. El «rescate» económico multimillonario que EE. UU. ha brindado al gobierno de Milei a través de swaps y apoyo del Tesoro no ha sido gratuito. El propio equipo de Trump ha condicionado públicamente esta ayuda a que Argentina rompa sus lazos con China, específicamente en materia militar y a que los argentinos votemos a los candidatos de la Libertad Avanza. La respuesta de Beijing ha sido categórica, advirtiendo que
«América Latina y el Caribe no es el patio trasero de nadie» expresado en una declaración del Portavoz de la Embajada de China.
Esta subordinación a los intereses norteamericanos implica una ruptura estratégica que atenta directamente contra los sectores productivos del país. Me voy a detener en algunos ejemplos, en primer lugar renunció a integrar el grupo de los BRICS, que representa un grupo de países en ascenso, en el que está incluido nuestro principal comprador (Brasil) y una de las fuentes de financiamiento más importantes (china). Al alinearse de forma tan rígida se corre el riesgo de perder acceso a mercados del sudeste asiatico y al flujo de inversión que China garantizaen la región, en la actualidad este país es el principal socio comercial de 21 países de América Latina. Otro de los aspectos negativos es que el apoyo de Estados Unidos ha condicionado su ayuda al resultado de las elecciones, de esta manera atan el destino económico del país a la supervivencia política de un solo líder.
El Imperativo del Pragmatismo: La Propuesta de Provincias Unidas
Frente a la vulnerabilidad del modelo actual, el país no puede permitirse caer nuevamente en la polarización. La convocatoria del kirchnerismo se centra en volver al pasado, una opción que la sociedad ya ha rechazado en distintas instancias electorales. El problema del Frente
Patria radica en no ofrecer una visión de futuro y no poder articular una alternativa, que con un proyecto claro pueda sumar otros actores por fuera del peronismo, la estrategia termina siendo a cortísimo plazo: oposición férrea al gobierno nacional y la máxima unidad posible
(con mínima discusión) del peronismo.
En este escenario de caos global y confrontación binaria (nacional e internacional) la única posición responsable para Argentina es el pragmatismo absoluto en política exterior. Con un proyecto que entienda la geopolítica desde una óptica nacional y productiva. Esta visión es la que articula y se puede observar en diferentes declaraciones de sus máximos referentes el
Frente Provincias Unidas.
Su plataforma, impulsada por gobernadores del interior productivo, no se basa en el alineamiento ideológico, sino en la defensa de la productividad regional, cuestionando el centralismo. En diferentes ocasiones el gobernador de Santa Fe (Maximiliano Pullaro) y el de Córdoba (Martin Llaryora) han planteado apertura máxima de mercados y estabilidad económica y negociar con todos los actores (Estados Unidos, China, Brasil) para beneficiar la exportación de productos argentinos.
La tarea urgente de la dirigencia es construir un rumbo que se desentienda del espectáculo de la decadencia que propone el gobierno de Milei y de la nostalgia del pasado. El futuro de Argentina exige líderes que entiendan que la fortaleza de Argentina va a estar en la capacidad de vender lo que produce y en la integración productiva con los países de la región. En el momento en el que está el país debemos priorizarnos y aunque sea por un tiempo recordar la frase de Lord Palmerston “los países no tienen amigos permanentes, ni enemigos permanentes, sino intereses permanentes”. Hoy más que nunca, la política exterior debe seruna herramienta para el desarrollo productivo.











