Los productores de ajo del Valle de Uco atraviesan una de las crisis más duras de los últimos años. La reciente decisión de Brasil de permitir el ingreso de ajo proveniente de China, su principal competidor internacional, amenaza con dejar fuera de juego a cientos de pequeños y medianos agricultores mendocinos.
La medida, impulsada por el Gobierno brasileño junto a la Asociación Nacional de Productores de Ajo (Anapa), eliminó los aranceles antidumping para cuatro empresas chinas. Esto permite que el producto asiático ingrese al país vecino a precios muy por debajo de los costos locales, complicando a Mendoza —la principal productora y exportadora de ajo de Argentina— que destina alrededor del 75% de su producción al mercado brasileño.
Desde el sector advierten que las condiciones actuales generan una competencia imposible de sostener. Con precios internacionales deprimidos y costos locales dolarizados, muchos productores aseguran que la rentabilidad se volvió inexistente incluso antes de iniciar la cosecha.
“Se ha convertido en un juego de azar”
En diálogo con Sitio Andino, el productor tunuyanino Alberto Pont describió el complejo panorama que enfrentan los agricultores. “Soy productor desde hace más de diez años, tengo una superficie de cultivo de mediana a chica, entre cinco y siete hectáreas. Hoy nos encontramos en una situación tremendamente difícil, con una incertidumbre que nunca habíamos tenido”, señaló.
Pont explicó que la apertura brasileña al ajo chino pone en riesgo directo al sector local. “China subsidia su producción, por lo tanto nos deja fuera de competencia. No es que los productores argentinos no queramos producir o competir, lo que pedimos son reglas claras, y no que nos cambien las condiciones en medio de la temporada”, afirmó.
Con la cosecha ya en marcha, los productores enfrentan un dilema: vender el ajo en verde a precios que no alcanzan a cubrir costos o almacenarlo esperando que el mercado mejore. “Es una apuesta. Lo que voy a hacer con mi socio es vender una parte para cubrir el costo de la cosecha y pagarle a la gente, y guardar otra parte especulando con que el precio mejore. Se ha convertido en un juego de azar, no sabemos qué va a pasar”, relató.
Según el productor, el precio actual del kilo de ajo en verde ronda entre $250 y $350, cuando el piso mínimo debería superar los $450 para recuperar lo invertido. “Una hectárea de ajo demanda entre 5.000 y 9.000 dólares de inversión, dependiendo de la infraestructura. Necesitamos entre 30.000 y 40.000 kilos para apenas salir empatados”, detalló.
Un futuro incierto para el Valle de Uco
La situación amenaza con impactar directamente sobre la economía regional. En el Valle de Uco, donde la producción de ajo es una de las principales fuentes de empleo, muchos agricultores ya dudan si podrán volver a sembrar la próxima temporada. “Miramos a futuro y nos encontramos con la incertidumbre de qué hacer el año que viene”, reconoció Pont.
Mientras tanto, el sector privado y las autoridades provinciales buscan que Brasil reconsidere la medida, argumentando que podría vulnerar acuerdos bilaterales. Desde el Gobierno mendocino se espera la intervención de la Cancillería argentina, que prepara un encuentro con sus pares brasileños para tratar el tema.
En un contexto de costos crecientes, mercados inestables y competencia desleal, los productores mendocinos afrontan una campaña marcada por la angustia y la falta de certezas. “Estamos muy preocupados —concluyó Pont—. Los números no cierran y eso va a terminar afectando claramente la economía del Valle de Uco.”













